domingo, 28 de febrero de 2010

De kerala y Petra.




A veces, el cuerpo te pide parar. A veces... puede hacérsele caso. Si esto te ocurre en la India, estás de suerte. Existen en la India tantas razones para parar...
Respiremos hondo. Comencemos por los pies. Respira y siente esa parte del cuerpo, allá en el sur. Caliente como todos los sures de este mundo. Siente cada dedo. Hagámosle caso a cada uno de esos pequeños dedos que tenemos tan olvidados. Estamos en Kerala, en un centro ayurvédico.





Panchakarma significa limpieza de cuerpo y mente



Hemos parado por fin, y nos dejamos sentir. Respiremos hondo.
Por decirlo de alguna manera, Kerala no es la India. Sí es: "otra India", una que lleva cientos de años esculpiéndose. Cada grano de sus playas, cada célula de la piel de un Keralés, cada tratamiento Ayurvédico existe y es como es, porque así ha sido pulido por el tiempo. Siglo tras siglo.



Por eso en thiruvananthapuram, su capital (Trivandrum) existe un orden dentro del caos, un silencio en el ruido, una quietud en su devenir que invita al descanso y a la meditación. Sentimos ahora el resto del pie. Notamos su cansancio, su fortaleza, su importancia.





Iglesias cristianas con un toque indú abundan en esta zona. Aquí los Cristos son representados en actitud de enseñanza o de felicidad pero nunca muestran sufrimiento alguno, y los santos conviven con los santones y hados en alegre comunión. La planta del pie y los talones, de allí vamos subiendo a los tobillos. La espiritualidad está en la calle y siempre a lo lejos se oye un Mohacin llamar al rezo, o una gran fiesta en un templo intenta atraer a la población con música, bailes, elefantes... O una procesión cristiana recorre las calles con cantos exóticos.



Son nuestras piernas ahora las que se relajan. La diestra mano de nuestro terapista recorre una y otra vez los invisibles caminos que enseña el ayurveda. Las fabulosas playas que bañan las costas de Kerala se llenan los fines de semana de indúes que acuden al espectáculo de las olas, donde se sumergen completamente vestidos.



Las mujeres con sus saris brillantes y los hombres con sus zapatos de domingo se ríen cuando les llega el mar y los sorprende, y al vernos mirar con tanto asombro, posan para nosotros. Pues si hay algo que le gusta a un indú, ya sea de Kerala o de cualquier otro sitio... es posar.




Mon y sus niñas terapistas/Con sus sastres/Nuestras enfermeras

En Kerala supimos que hay muchos tipos de baños (pizhichil) y masajes relajantes y curativos (sirovasti, sirodhata). Aquí se llama Backwaters a una extensa zona cercana a la costa compuesta por canales interconectados de agua dulce y salobre. Muchos animales se concentran en este lugar.




Los martines pescadores nos observan mientras en la orilla de enfrente unos pescadores echan sus redes haciendo equilibrio sobre barcas para funambulistas, o un nativo nos mira curioso. Las águilas pescadoras hacen sus picados. Es tiempo para soñar. Dejamos que sea la leche ahora quien bañe nuestro cuerpo . Untada con unas muñequillas de arroz y muy caliente nos permite abandonar este mundo y, llevados de la mano de expertos, vamos allá donde el olor dulce junto al calor más casero lo resuelven todo. Es como bañarse en arroz con leche, aquel postre lleno de cariño que nuestras madres nos hacían antes de inventar el "Danone". Así es a veces el ayurveda.



No puedo dejar de contarte tantas cosas... Llegamos al cabo más sur de la India. Es la Tarifa de aquí. Un lugar lleno de peregrinos. Un lugar donde unas rocas marcan el fin del mundo para muchos. Sobre las rocas dos enormes templos. Estamos acostados en una camilla y un chorro de aceite muy caliente viaja por nuestra frente (sirodhara). Los pensamientos se evaden y es ese chorro de aceite un cordón que nos une a la tierra. Así pasa el tiempo mientras un grupo de pescadores arreglan sus redes. Ellos no saben que ha llegado para nosotros la triste despedida.

Nueva Delhi nos vuelve a recibir, esta vez como a viejos conocidos. Es la tercera vez que pasamos por aquí y aunque es muy grande, siempre nos hemos quedado en el mismo barrio y ya vamos conociendo y no resultamos tan novedosos. La cobra del encantador de serpientes también nos deja acercarnos como buenos amigos.







Encantadora con serpientes// Placita de los pájaros


Ramses es nuestro conductor de rickshaw. Nos llevó al hotel al acabar nuestras compras y quedó al dia siguiente a nuestra disposición. Había nacido en Delhi hacía 35 años y gracias a un pariente lejano había conseguido este trabajo que, aunque duro al principio, era una bendición. Cuando conseguía una carrera que consideraba "de suerte" iba a agradecérselo a la vida a una pequeña plaza rodeada de coches, donde muchas personas pagaban las 5 rupias que costaba el platito de comida para los pájaros. Aquello estaba siempre lleno de pájaros que acudían a comer y de indúes que les agradecían su existencia. Palomas, cuervos y milanos, estos últimos, sólo al atardecer. Los pájaros y un sin fin de personas agradecidas llenaban de vida aquel pequeño espacio ruidoso, pero del que tanto tendríamos que aprender los que nos creemos superiores tan sólo por vivir en el primer mundo.



Templo del Loto


Nos llevó Ramses a visitar muchos lugares bellos. Nos llevó al templo del Loto que estaba cerrado ese día. Visto desde la valla nos recordaba a la ópera de Sidney. Y gracias a que estaba cerrado pudimos ver otro templo . Y no podemos terminar este relato sin nombrarlo. Se trata del templo Sij de Deli (Gurdwara Bangla Sahib). El sijismo es una religion que se escindió del hinduismo hace relativamente poco tiempo. Sus seguidores llevan un enorme turbante que cubre el pelo que no se cortan nunca. También llevan siempre una pulsera de plata y algunos de ellos llevan un puñal que recuerda su origen guerrero. En sus templos, como este en Delhi, se da de comer a todo el que lo visite. No importa ni tu condición ni tu religión, allí siempre eres bien acogido.







Todo llega a su final. Llegó el momento de decir adiós a este país fabuloso. Estamos convencidos que volveremos pero no por ello es fácil evitar unas lágrimas de emoción mientras nos dirigimos al aeropuerto Indira Gandi para coger un avión a nuestro último destino: Petra (Jordania).

No teníamos tiempo más que para visitar un lugar en Jordania. Ese lugar era ineludiblemente Petra. El taxista nos dejó directamente en la puerta de aquel paseo que atravesaba el desierto hacia un mundo lejano. Tan lejano que tus sentidos no pueden asimilar ni comprender lo que allí se muestra. A través de un pasillo que el tiempo hizo en la montaña, te adentras poco a poco en la entraña de una cultura que se presenta ante tus ojos de esta manera que se muestra en la imagen.



primera visión



El paseo por la garganta de repente se hace sueño. Un gran templo esculpido en la piedra se presenta a nuestros ojos como una broma de la vida. A partir de ahí se suceden las estancias de una gran ciudad abandonada, toda ella cavada en las rocas. Las piedras calizas juegan con los hombres y la naturaleza transformándose en lo imposible, desvelando un gran pueblo que un dia fue y por alguna razón quedó desierto y escondido durante siglos.


Seca, roja, con ciertos dibujos sorprendentes, implosiva, dentro de sus muros colorados, el tesoro es la imagen que merece la pena de todo el camino, el tesoro y los surcos de colores de la piedra en las cuevas. Apenas echamos un vistazo de algunas horas. Jordania plana, llana, seca, vacía en nuestro camino hacia Petra. El norte, nos han contado que guarece otro encanto. La gente, nuestra primera impresión, muy maja. Amable de trato, educada, instruida y segura. Nos gustó.






Llegamos a Ítaca, tras rogar que el viaje fuera largo, que no terminase, tras adentrarnos en aventuras y conocimientos ... muchos fueros los amaneceres. La encontramos con más hijos que los que dejamos al partir, una preciosa en el vientre de Susi y Quicu, la encontramos con los padres más cerca que nunca, la encontramos cambiada con males laborales que podrían llevarnos a otros derroteros, siempre buenos. Era la misma y otra de la que esperábamos. Nosotros, los mismos y otros que partimos.


Después de más de dos meses desde el regreso pensamos en lo que nos ha dejado este viaje inmenso. Os diríamos que curiosidad, humildad en la mirada, aprender a adaptarse. No importa mucho lo que te rodee, en fin, cualquiera puede o pudo o podrá ser tu forma para adaptarte a ese mundo que te toca cada dia. Eso no hace que pierdas ni un ápice de quién eres, mas bien al contrario, ganas de ti.

Y el gusto de coger el bus, el coche, el tren, de recorrer cualquier tramo de vida con los ojos y el corazón del viaje: La Semana Santa de Sevilla, el Malecón de Ortigueira, las callejas de Jerez, nuestros amigos, la familia; de reconocer y no dar por sentado, de mirar para conocer qué es y quiénes son hoy. A veces en alguna calle, en rincones de este presente que hoy vivimos, nos sorprendemos mutuamente y basta una mirada para comprender que seguimos viajando.

Esperamos que sea el primero de muchos otros viajes lejos y del siguiente que está en proceso ya aquí, cerca, en nosotros. La huella ha quedado dentro.

Mil gracias a todos y todas por leernos durante estos meses, por hacernos sentir vuestro latido que animaba a los dedos a escribir a veces sin casi tiempo o sin tildes ni comas ni eñes. Vuestra compañía ha sido real a través de este blog. Podeis contar que habeis dado la vuelta al mundo o que el mundo os la ha dado, en fin, qué se yo.

Gracias de todo corazón por el camino que también se ha hecho con vuestros ojos, palabras y entusiasmo. Gracias a nuestro amor que ha venido reforzado y más realista que al marchar. Gracias al mundo que se dejó girar.



martes, 2 de febrero de 2010

El cuento del Norte de la India. Lo humano y lo divino.

Manendra Ranawat , Manu o Manolo para los amigos y su restaurante "Casa Manolo" cerca de Ranakpur



ALGUNAS IMAGENES DE VARANASI (BENARES)











Shiva, el destructor ( destruye para que pueda haber creacion de nuevo)

Aguila pescadora cresteada// Dioses de colores
Mujer en Delhi// Los ojazos de los hombres
Llevamos ya mas de un mes en la India. Hong Kong ha quedado tan lejos que parece venido de un suenho a nuestros pensamientos. Y poco a poco tambien se va quedando en niebla este norte de la India colorido .

La india rural y en la casa del sastre haciendo pan y colando leche

Es dificil relatar con palabras la asombrosa experiencia de estos dias, lo hondo de esa observacion que abarca toda la gama de colores y ausencias de color de lo humano y lo divino: aquello que los humanos han construido con su inteligencia y amor al arte y aquello que somos que arranca desde lo mas miserable hasta lo sublime. El abanico al completo te hace postrarte ante esta inmensidad que es la India.

Monos por todas partes.....// El templo de Ranakpur en Rajastan Sur// Con amigos de Bombay

El templo de Ranakpur en Rajastan Sur con 144 columnas de marmol, todas distintas
No es un lugar facil. El polvo que se levanta constantemente a tu alrededor; los eternos pitidos de coches, rickshaws, autobuses, camiones en las ciudades que acaban formando parte de una lejana musica incesante; los vendedores, taxistas y cualquiera que tenga algo que ofrecer o pedir hablando a tu oido que esta acostumbrado a escuchar por incercia a aquellos que llaman su atencion; los precios que son una guerra de tira y afloja hasta que te vas haciendo con la justicia de lo que se debe pagar; todo ello son capas de esta cebolla que cuando empiezas a observar desde la distancia, como mera espectadora, en el momento en que les sucede a otros turistas, solo entonces, comienzas a relativizar y a escapar del juego jugando tambien.


Esperando el tren// Un rickshaw de Nagaur

La generosa gente de este pais// Pero sigo siendo el rey...!

No es un lugar facil de dejar. Cuando llegas a una ciudad nueva o a algun pueblo, la belleza de los palacios en los lugares mas turisticos como Udaipur con su palacio flotante en el Lago Pichola o el lleno de lagrimas Taj Mahal en Agra; la hospitalidad de la gente, que te abre su casa de par en par y te admira como alguien lejano y diferente al que desean agasajar, en los entornos rurales donde no han visto apenas turistas como en Roget Ghat [ un pequenho pueblo al que llegamos gracias a Manolo, un hindu que tiene un restaurante llamado Casa Manolo cerca de Ranakpur] o como Nagaur en los dias de su feria de camellos donde conocimos a nuestro amigo Suresh Kumar y a todo su pueblo; el corazon de la vida en Varanasi, sentados en las escaleras de los Ghats dia tras dia, simplemente dejando pasar ante nuestros ojos el espectaculo fascinante de la vida y la muerte, de las formas de ser tan variadas ( el sadhu santo que restringe a su cuerpo y lo domina, el sadhu comercial que te vende una foto, los ninhos pequenhos que venden cualquier cosa y esos mismos ninhos que juegan contigo con dinero de mentira, los ancianos que esperan y los que se lavan en el Ganges esperanzados, los astrologos de pacotilla y la mujer que con su cuerpo en el rio ora a los cuatro puntos cardinales con devocion, el amanecer rebosante de vida, el anochecer con ceremonias brahmanicas, aquel que pide y te dice que tu eres feliz y el no y revuelve hasta tu alma, aquel que no pide y ofrece postales aun faltandole una pierna, las vacas bajando las escaleras, los bufalos banhandose con los ninhos, los muertos con sus cuerpos quemados delante de tus ojos, la carne blanda, los huesos al lado de las lavanderas extendiendo la ropa al sol...).


Aseo en un Ghat de Udaipur// Los adornos de las casas



Colegialas al salir de clase en Rajastan// La puerta de la India (Nueva Delhi) // Idolo a la salida de un templo hindu


No es un lugar facil de dejar sin contaminar. Las manos de nosotros, turistas, que queriendo dar por pena o superioridad, sumamos y sumamos ganancias que despues nos piden por obligacion; los ojos de nosotros, los turistas, que convertidos en camara raptan fotografias de escenas incluso intimas y, tantas veces, eso es lo que buscamos mas que el alma de quien nos sonrie en el retrato o se enfada ante el; nuestro reclamo de espiritualidad que tanto nos falta que hace que crezcan como setas masajistas ayurvedicos, maestros de yoga, tiendas de seda y ascetas santos। Y, descubrir, mientras tanto, mientras seguimos haciendo lo que nos es inevitable por ignorancia, naturaleza, por ser quienes somos, entonces, mientras tanto, descubrir algun apice de inocencia y sana relacion, sin mas interes que el interes de saber quienes somos unos y otros, en la casa de un sastre de un pueblo perdido, en un vendedor de seguros (Suresh Kumar) que se sentia orgulloso de llevarnos a su pueblecito donde nunca jamas habia llegado un turista o la anciana que nos ofrece agua con todo su carinho en su casa al regresar de un paseo por los campos de su aldea. Damos fe de que existe con fuerza en los miles de miles de aldeas de la India y en el corazon de muchas otras gentes de ciudad a las que la necesidad de obtener y pedir con exigencia aun no ha llegado.


Palacios de cuento en el lago Pichola (Udaipur)

(el marajana de Udaipur tiene 1000 empleados para 4 de familia!!!)


No es un lugar que facilmente te deje sin huella. Se pega a ti el olor de la suciedad en las calles estrechas, de las flores en los templos, de los panes recien hechos en los hornos de las cocinas, el sonido de las campanas y los rezos, de los pitidos de trafico, del hindi, del silencio del Taj Mahal, el tacto de los apretones de manos de hombres que no tocan ni miran a mujeres, de los pasteles de queso rugosos, del marmol de los templos de Rajastan, la mirada de mujeres que no descubren apenas la cara y sonrien con ojos radiantes ante tu presencia y buscan confidencias con voz dulcisima, de ancianos suplicantes, que han aprendido a suplicar para poder vivir, de turistas hindues que se rien ante robarte o pedirte una foto, de la paz de convivir con las lentas vacas, toros y bufalos por las calles, apaciblemente.





Bigote rajastani // Deliciosos dulces de naranja// Quien es el sadhu?





Las gafas de Gandhi y sus ultimos pasos // Mas monos

Este es un pais de historias, mas que de historias de cuentos: los vestidos, palacios, aldeas, rostros adornados ayudan a que la imaginacion recree la realidad. Durante estos dias hemos sumado horas y horas de historias vistas en esquinas, escaleras, edificios; de historias vividas con los que vamos encontrando por el camino y de historias imaginadas para poder expresar la belleza que en ocasiones nos ha rodeado. Aqui os contamos algunos de estos cuentos esperando que los disfruteis.

La inefable vision del Taj Majal nos ha llevado a nuestro 'Cuento para amantes':



Blanco luto de marmol



que el amor quiso de seda.

Solemnemente ingravido

te alejas de la tierra

mas fuiste, en un instante,

eternamente atrapado.

Y quieres ser de materia,

al menos, como un verso.

Pobre Taj Mahal!

Me llamo Shah Jahan. Hijo del rey Salim y nieto del gran emperador mongol Akbar. Mi madre me educo de tal forma que, a mis doce anhos, era un principe engreido y algo despiadado con los sirvientes de palacio. Fue a esa edad cuando ocurrio algo que hizo cambiar mi vida.

Iba un dia caminando por una calle de Fatekpur Sikri con la cabeza bien alta, despreciando las baratijas que continuamente se me ofrecian, cuando en una hermosa tienda de piedras me llamo la atencion un arco iris que, de un cristal alli expuesto, se reflejaba. Al acercarme, una ninha mas o menos de mi edad que jugaba detras del mostrador me miro. A sus ojos verdes les basto un instante para paralizarme. No fui capaz de articular palabra alguna y, ruborizado, corri a palacio. Al dia siguiente, disgustado por mi falta de autocontrol, y algo asustado por el estado en el que aquel suceso me habia dejado, ya que no era capaz de borrar de mi mente aquellos lindos ojos, me fui decidido a la tienda a comprar aquel cristal que en un principio me habia interesado. Al llegar alli, la vi que corria a atenderme. Temeroso, le pregunte por el cristal del arco iris. Ella me dijo: "Anda, vete, tu no tienes dinero para comprarlo. Es un diamante". Su voz era tan dulce como dulces sus facciones y movimientos. Su sonrisa, el mismo sol brillando y sus ojos... sus ojos... "Y, tu, como te llamas?" Y me dijo:"Mumtaz Mahal"

Al poco tiempo volvi a la tienda con 7000 rupias. Era mucho mas de lo que valia aquel brillante, tan solo pretendia sorprenderla. Ella me vendio el cristal con toda la dulzura del mundo y, desde aquel dia, no pudimos pasar ni un solo dia sin vernos. El amor se habia instalado en nuestra vida y no nos abandono ni siquiera en la muerte.

A los dieciseis anhos nos casamos.Fuimos tan felices. A los treinta y cuatro heredamos el trono y, al nacer nuestro catorceavo hijo, Mumtaz enfermo. Ala quiso que yo no marchara con ella. Debia cumplir con la promesa que le hice antes de morir: construir un mausoleo que le hiciera justicia a sus ojos. Asi y solo asi llegue a levantar el Taj Mahal.

Como seran las cosas que mi propio hijo me retuvo prisionero en el fuerte de Agra los ultimos anhos de mi vida, despues de destronarme. Desde mi ventana, gracias a un pequenho prisma de marmol, podia ver cada dia el reflejo del Taj. Ese fue mi consuelo hasta la muerte. Tras ella fui enterrado junto a mi ninha de los ojos verdes bajo la cupula principal desde donde escribo estos recuerdos para el blog de Juanjo y Mon en exclusiva.




Cuento para amantes de la belleza y el color:

Erase una vez un pais lejano que olia a especias donde las mujeres se vestian con sedas y velos traslucidos. Sonaban sus pulseras y brillaban los anillos de sus pies. Y estuviesen donde estuviesen, fuesen de la casta que fuesen, labrasen el campo en la soledad o bailasen para un publico observador, siempre refulgian cual pepitas de oro en el fondo del esperanzador tamiz. Era tan dificil reflejar en una descripcion o en un dibujo la sonrisa y el embeleso que producian a su paso, que tuvo que llegar un mago para atrapar una minima parte de su esencia en un perfume de color. En dicho perfume algo brillaba, algo sonaba, algo se movia, algo divino y hermoso. Despues de mucho caminar buscandolo, Juanjo y Mon, consiguieron, por fin, en un rincon de una haveli de Udaipur oler esa fragancia iluminadora. Solo fue un instante, apenas un segundo, mas sirvio para apretar el dedo y pulsar el boton de la camara fotografica que, envuelta por el recuerdo del segundo de tal aroma, capto la siguiente imagen. Para vosotros, pues.


Cuento de ciencia ficcion:

Imaginaos como puede uno estar despues de haber pasado el dia en una feria de camellos. Cansados, si. Bueno, no era solo de camellos, tambien habia vacas con jorobas. No se si se las habian puesto para gustarles a los camellos o si eran asi de nacimiento. Y tambien caballos indios, que tienen la peculiaridad de tener las orejillas algo curvadas en la punta hacia el interior, dandoles un aspecto chistoso.




En fin, estabamos en Nagaur intentando comer algo que no picara demasiado en un restaurante callejero que tenia unas enormes ollas con comidas impronunciables. Frente a nosotros, compartiendo mesa, un chico joven tambien comia y como es natural en estas tierras entablamos una conversacion: como te llamas, de donde eres, que haces, tienes hijos... Habiendo acabado dijimos a Suresh que nos gustaria dar un paseo por el fuerte de la ciudad, un antiguo palacio de un mas antiguo aun maraja. El nos dijo que iba hacia alli y que podiamos ir juntos en el rickshaw. Asi lo hicimos. Llegamos al fuerte y, en lugar de irse a trabajar, nuestro ya amigo Suresh, que nos habia dicho que trabajaba en una agencia de seguros y nos lo habia acreditado con varios documentos que tenia en una bolsa de plastico, se bajo con nosotros y con nosotros entro en el fuerte, dispuesto a acompanharnos. El fuerte nos resulto delicioso y cuando lo vimos todo y nos disponiamos a ir al hotel a descansar un poco y a prepararnos para salir a cenar, Suresh nos pidio que fueramos con el a su aldea. Le dijimos que no, claro, que no podiamos. Y el insistia, que su aldea era muy bonita. Y nosotros que no, que ibamos a ir a cenar a un sitio elegante y despues a ver unas danzas. Y el insistia, que en su aldea habia restaurante, y que tambien habia danzas. Y tanto insistio que nos miramos y nos dijimos:"vale?..." ;" pues bueno".

Y lo que paso es digno de contar.

La aldea se encontraba a 20 kms de Nagaur, por el camino visitamos un templo y el centro de abastecimiento de aguas que consistia en un grifo abierto en medio del desierto, entre otras cosas. El camino era de tierra hasta que casi dejo de haber camino y llegamos al final: la aldea de Suresh.

Aparco el taxi en la puerta de su casa, una modesta casita donde vivia su familia, un tanto desconcertada ante nuestra presencia. Suresh nos llevo al pequenho templo de la plaza a conocer al brahman, al fuerte que consitia en la destartalada casa de un borrachillo y alli mismo en la plaza (recordaros que era noche cerrada), mientras pasaba un rebanho de ovejas con su pastor , llegaron unos chavales. Hola que tal, como estas, de donde sois, y llegaron otros. Hola que tal. Y otros. Como os llamais. Y otros. Y otras. Y un hombre con un tambor. Cuando nos dimos cuenta estaba ya la fiesta preparada. Habeis visto Bienvenido Mr Marshall? Pues mas o menos ese era el clima.Tu podrias bailar? te preguntaban. Fijaros la preguntita. Vamos, como si se lo preguntaran a Fred Astair y Ginger Rogers. Alli se armo la de Shiva! 500 personas tendria la aldea y alli en la plaza se juntaron como 700 en cosa de 15 minutos. Si no estas alli, no lo puedes creer. Tanta fue la muchedumbre que venia a vernos y a tocarnos, que llego un momento en que Suresh y su mejor amigo nos arrastraron hasta una pequenha casa que habia en una esquina de la plaza y alli dentro, sentados en la cama de un dormitorio, nos encerraron mientras la muchedumbre luchaba y clamaba afuera nuestra presencia . Nosotros no dabamos credito. Salimos de alli y, no exagero nada: Mon iba delante y Suresh y otros amigos junto con Juanjo agarrado de la mano habian formado un cordon de proteccion ( ay, Antonio Banderas, lo que debe ser tu vida!). En fin, que acabo la velada en la cama de Suresh, que aqui se estila como sofa para las visitas, respondiendo a decenas de preguntas, comiendo platos tipicos y, sobre todo, con un publico maravilloso que, desde la puerta, no dejaba de mirar curioso y apelotonarse para intentar ver algo.

Abreviando os diremos que nuestro amigo Suresh, ademas de acompanharnos el resto del tiempo en Nagaur , nos llama cada dia desde entonces, a veces dos veces al dia, para ve como estamos. Y no os lo creereis pero una semana despues se presento en Benares ( Varanasi) con la excusa de una boda Varanasi esta a 2000 (dos milll) kms de la aldea de Suresh. Todo para comprobar que estamos bien y no nos falta de nada. Esto es un amigo y lo demas es rollo. El y otro amigo suyo nos cuidaron en Benares de corazon. Alucinante no? AMAZING INDIA.




El desierto, los campos verdes con trigo recien sembrado, la gente que te pide fotos y te mira con ojos enormes cual si fueras de otro planeta ( como nosotros seguramente los miramos a ellos sin percatarnos) te hace reir, sorprender, disfrutar, amar este pais.


PD para Mari Jo y Mimi: Ninhas, nos esta encantando!! No hace falta deciros mas.

PD para Pili Julia y Coral: Que os hemos recogido un poco de agua del Ganges, brujillas.

PD para Cos: Te encantarian los hombres de Rajastan, mi cos, son de tu tipo, ya sabes de ojos verdes, altotes, morenotes.. como tu Marianito pero a lo hindu.

PD para Inminha, Carmencita y Marilo: Ninhas, no os imaginais donde estamos ahora: en un centro ayurvedico . ;) El anho que viene os venis con nosotros!! No veais la de cosas que tengo que contaros. Besinhos, guapas!!