A veces, el cuerpo te pide parar. A veces... puede hacérsele caso. Si esto te ocurre en la India, estás de suerte. Existen en la India tantas razones para parar...
Respiremos hondo. Comencemos por los pies. Respira y siente esa parte del cuerpo, allá en el sur. Caliente como todos los sures de este mundo. Siente cada dedo. Hagámosle caso a cada uno de esos pequeños dedos que tenemos tan olvidados. Estamos en Kerala, en un centro ayurvédico.
Panchakarma significa limpieza de cuerpo y mente
Por decirlo de alguna manera, Kerala no es la India. Sí es: "otra India", una que lleva cientos de años esculpiéndose. Cada grano de sus playas, cada célula de la piel de un Keralés, cada tratamiento Ayurvédico existe y es como es, porque así ha sido pulido por el tiempo. Siglo tras siglo.
Nueva Delhi nos vuelve a recibir, esta vez como a viejos conocidos. Es la tercera vez que pasamos por aquí y aunque es muy grande, siempre nos hemos quedado en el mismo barrio y ya vamos conociendo y no resultamos tan novedosos. La cobra del encantador de serpientes también nos deja acercarnos como buenos amigos.
Ramses es nuestro conductor de rickshaw. Nos llevó al hotel al acabar nuestras compras y quedó al dia siguiente a nuestra disposición. Había nacido en Delhi hacía 35 años y gracias a un pariente lejano había conseguido este trabajo que, aunque duro al principio, era una bendición. Cuando conseguía una carrera que consideraba "de suerte" iba a agradecérselo a la vida a una pequeña plaza rodeada de coches, donde muchas personas pagaban las 5 rupias que costaba el platito de comida para los pájaros. Aquello estaba siempre lleno de pájaros que acudían a comer y de indúes que les agradecían su existencia. Palomas, cuervos y milanos, estos últimos, sólo al atardecer. Los pájaros y un sin fin de personas agradecidas llenaban de vida aquel pequeño espacio ruidoso, pero del que tanto tendríamos que aprender los que nos creemos superiores tan sólo por vivir en el primer mundo.
Templo del Loto
Nos llevó Ramses a visitar muchos lugares bellos. Nos llevó al templo del Loto que estaba cerrado ese día. Visto desde la valla nos recordaba a la ópera de Sidney. Y gracias a que estaba cerrado pudimos ver otro templo . Y no podemos terminar este relato sin nombrarlo. Se trata del templo Sij de Deli (Gurdwara Bangla Sahib). El sijismo es una religion que se escindió del hinduismo hace relativamente poco tiempo. Sus seguidores llevan un enorme turbante que cubre el pelo que no se cortan nunca. También llevan siempre una pulsera de plata y algunos de ellos llevan un puñal que recuerda su origen guerrero. En sus templos, como este en Delhi, se da de comer a todo el que lo visite. No importa ni tu condición ni tu religión, allí siempre eres bien acogido.
Todo llega a su final. Llegó el momento de decir adiós a este país fabuloso. Estamos convencidos que volveremos pero no por ello es fácil evitar unas lágrimas de emoción mientras nos dirigimos al aeropuerto Indira Gandi para coger un avión a nuestro último destino: Petra (Jordania).
No teníamos tiempo más que para visitar un lugar en Jordania. Ese lugar era ineludiblemente Petra. El taxista nos dejó directamente en la puerta de aquel paseo que atravesaba el desierto hacia un mundo lejano. Tan lejano que tus sentidos no pueden asimilar ni comprender lo que allí se muestra. A través de un pasillo que el tiempo hizo en la montaña, te adentras poco a poco en la entraña de una cultura que se presenta ante tus ojos de esta manera que se muestra en la imagen.primera visión
El paseo por la garganta de repente se hace sueño. Un gran templo esculpido en la piedra se presenta a nuestros ojos como una broma de la vida. A partir de ahí se suceden las estancias de una gran ciudad abandonada, toda ella cavada en las rocas. Las piedras calizas juegan con los hombres y la naturaleza transformándose en lo imposible, desvelando un gran pueblo que un dia fue y por alguna razón quedó desierto y escondido durante siglos.
Seca, roja, con ciertos dibujos sorprendentes, implosiva, dentro de sus muros colorados, el tesoro es la imagen que merece la pena de todo el camino, el tesoro y los surcos de colores de la piedra en las cuevas. Apenas echamos un vistazo de algunas horas. Jordania plana, llana, seca, vacía en nuestro camino hacia Petra. El norte, nos han contado que guarece otro encanto. La gente, nuestra primera impresión, muy maja. Amable de trato, educada, instruida y segura. Nos gustó.
Llegamos a Ítaca, tras rogar que el viaje fuera largo, que no terminase, tras adentrarnos en aventuras y conocimientos ... muchos fueros los amaneceres. La encontramos con más hijos que los que dejamos al partir, una preciosa en el vientre de Susi y Quicu, la encontramos con los padres más cerca que nunca, la encontramos cambiada con males laborales que podrían llevarnos a otros derroteros, siempre buenos. Era la misma y otra de la que esperábamos. Nosotros, los mismos y otros que partimos.
Después de más de dos meses desde el regreso pensamos en lo que nos ha dejado este viaje inmenso. Os diríamos que curiosidad, humildad en la mirada, aprender a adaptarse. No importa mucho lo que te rodee, en fin, cualquiera puede o pudo o podrá ser tu forma para adaptarte a ese mundo que te toca cada dia. Eso no hace que pierdas ni un ápice de quién eres, mas bien al contrario, ganas de ti.
Y el gusto de coger el bus, el coche, el tren, de recorrer cualquier tramo de vida con los ojos y el corazón del viaje: La Semana Santa de Sevilla, el Malecón de Ortigueira, las callejas de Jerez, nuestros amigos, la familia; de reconocer y no dar por sentado, de mirar para conocer qué es y quiénes son hoy. A veces en alguna calle, en rincones de este presente que hoy vivimos, nos sorprendemos mutuamente y basta una mirada para comprender que seguimos viajando.
Esperamos que sea el primero de muchos otros viajes lejos y del siguiente que está en proceso ya aquí, cerca, en nosotros. La huella ha quedado dentro.
Mil gracias a todos y todas por leernos durante estos meses, por hacernos sentir vuestro latido que animaba a los dedos a escribir a veces sin casi tiempo o sin tildes ni comas ni eñes. Vuestra compañía ha sido real a través de este blog. Podeis contar que habeis dado la vuelta al mundo o que el mundo os la ha dado, en fin, qué se yo.
Gracias de todo corazón por el camino que también se ha hecho con vuestros ojos, palabras y entusiasmo. Gracias a nuestro amor que ha venido reforzado y más realista que al marchar. Gracias al mundo que se dejó girar.